invierno

miércoles, 2 de diciembre de 2009

CUENTO:¡QUE VIENEN LAS BRUJAS!

Image Hosted by ImageShack.us Erase una vez un duendecillo que vivía en el tronco de un fresno. Era el encargado de proteger a este árbol mágico sobre todo en la estación otoñal, que es, por si no lo sabes, la época en que los árboles además de perder sus hojas, entran en un profundo letargo que les dura hasta primavera.El fresno se encontraba triste. Todos los años le ocurría lo mismo cuando llegaban estas fechas. El duendecillo le consolaba dicienciéndole que estuviera tranquilo, que no le pasaría nada.

Un día las brujas Apestarda y Mocona salieron al bosque a recolectar setas, caracoles, lagartijas, arañas y ratones, que eran los ingredientes que utilizaba para elaborar sus pócimas. Habían caminado un largo trecho cuando de pronto, a lo lejos divisaron un árbol fuerte y grande. Se pusieron locas de alegría, pues era ¡¡¡un fresno!!! "Cortaremos sus ramas para hacer varitas mágicas." Las brujas sabían que debían de tener cuidado con el duendecillo protector del árbol. Se escodieron detrás de una roca, próxima al árbol, para tramar un plan. No advirtieron que allí, junto a la roca, como otra roca más simulaba dormir un erizo que no perdió ripio de todo cuanto decían aquellas brujas."¡Tengo que avisar al duende!" Sigilosamente se dirigió al fresno. "¡Duende, escucha!", y le puso al corriente de todo. El duendecillo, que era más listo que el hambre, salió de su casa y les hizo creer que se marchaba. Pero no fue así. Se escondió detrás del árbol y esperó pacientemente hasta que estuvieran lo suficientemente cerca para... Las brujas vieron como el duendecillo se marchaba y, muy contentas, se acercaron hasta el árbol dispuestas a dejarle sin ninguna rama. Pero qué sorprese se llevaron cuando el duendecillo apareció levantado las manos al tiempo que decía unas palabras mágicas que ahora no recuerdo. Sonaban muy raras, eso sí. El efecto del sortilegio fue inmediato. Las brujas se elevaron del suelo quedando prisioneras en una enorme burbuja. Con gran soltura y destreza, el duendecillo dirigió la burbuja por los aires hasta llegar a un río. Volvió a repetir aquellas extrañas palabras. Las brujas, sin poder impedirlo, cayeron estrepitosamente al agua. No pudieron hacer nada frente a la poderosa magia del duende. Los gritos, más que gritos eran alaridos, se oyeron en todo el bosque. La corriente arrastraba sus cuerpos humeantes. Sí, sí, humeantes. Y es que, como ya sabéis, a las brujas no les gusta nada, pero que nada bañarse.
¡COLORÍN, COLORADO EL FRESNO SE HA SALVADO!

(Mª DEL PILAR CAMACHO)

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DESPUÉS HEMOS HECHO AL DUENDECILLO.

LA SEÑO LOS HA PLASTIFICADO Y LES HA PEGADO UN PALITO. NOS LOS LLEVAMOS A CASA PARA PONERLOS EN UNA MACETA.

1 comentario:

  1. ¡Qué hermoso cuento inventaste!Tus alumnos deben estar maravillados. Te vuelvo a felicitar por tu creatividad.

    Muchos cariños!

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